jueves, 31 de diciembre de 2009

CARLOS RODRÍGUEZ IGLESIAS


Centenario de un eximio melillense: Carlos Rodríguez Iglesias

por Juan Díez Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )


Ha sido este 2009 que termina un fecundo año de efemérides relevantes para el devenir de Melilla. Una ciudad que alcanzó su mayoría de edad en 1909, desgarrada por una campaña que arrastró cientos de vidas.
Fue precisamente hace cien años cuando nació en nuestra ciudad Carlos Rodríguez Iglesias, pintor, crítico y de arte y farmacéutico que nos dejó profunda huella a través de sus pinturas y críticas de arte.
Carlos Rodríguez poco antes de nacer perdió a su padre en la guerra, en las faldas del Macizo montañoso del Gurugú. Siendo uno más de los muchos melillenses que pasaron por igual situación a lo largo del primer tercio del siglo XX, cuando las Campañas de Marruecos enlutaban los hogares de media España.


Carlos Rodríguez iglesias además de destacar por su afición por la pintura, sobresalió en sus estudios sobre Farmacología Histórica, flora y amuletos curativos del Rif , Marruecos . Presentó ponencias en los congresos internacionales de Lima, Salzburgo ( Austria ) , Valencia y Duvronik ( antigua Yugoslavia ), y colaboró con el doctor Urdang del Instituto americano de Farmacología Histórica de la Universidad de Wisconsin ( U.S.A.), del que fue nombrado en 1970 Miembro de Honor. E igualmente sobresalió como crítico de Arte en diferentes publicaciones, entre las que se encontraba el diario melillense “El Telegrama del Rif”, denominado “El Telegrama de Melilla” desde el año 1963. Donde sus colaboraciones era muy leídas, versando no solo de Pintura, sino también de Arquitectura, Escultura y otros temas no menos interesantes.

Carlos Rodríguez Iglesias tuvo farmacia propia en la calle Alcalde de Móstoles, del Barrio de Batería J. Utilizando como estudio la rebotica, donde llegaba en ocasiones a utilizar cualquier soporte que tuviera a mano como lienzo para sus pinturas.

Hijo del heroico Carlos Rodríguez Gómez
Gracias a nuestro compañero de Estudios Melillenses, Eduardo Sar, conocemos que el padre de nuestro admirado pintor y farmacéutico fue Carlos Rodríguez Gómez, quien nació el 4 de noviembre de 1874 e ingresó como soldado el 7 de marzo de 1894, mismo año en que asciende a cabo. No siendo hasta tres años más tarde cuando por elección pase a ocupar plaza de sargento.
Participó en la Guerra de Cuba derrochando valor y prueba de ello fue la obtención de dos cruces de plata del mérito militar, una de ellas con distintivo rojo y pensionada con 2.50 pesetas. Así como conmemorativa de la Campaña de Cuba con dos pasadores.
A Melilla llegó en el mes de noviembre el año 1903 para incorporarse al Batallón Disciplinario, más tarde denominado Brigada Disciplinaria. Si bien en enero de 1908 cambió de unidad, pasando al Regimiento de Infantería Melilla número 59.
Murió en el combate de Sidi Musa del 23 de julio de 1909, por herida de arma de fuego y sus restos reposan en la actualidad en el Osario del Panteón Margallo. Legendario y enigmático combate en el que también perdieron la vida el coronel Álvarez Cabrera y el culto teniente coronel Ibáñez Marín.
Como solía ser habitual, tras su muerte fue ascendido a Segundo teniente y su familia recibió una ayuda económica de 1.250 pesetas además de su viuda una pensión anual de 638 pesetas.
Carlos Rodríguez Iglesias tuvo por madre a Leonor Iglesias Tendedor, y nacería pasados algo más de dos meses después de la muerte de su padre, el 30 de septiembre de 1909. Fecha coincidente con la última acción más sangrientas de la Campaña del 9: el combate del reconocimiento del Zoco el Jemis de Beni bu Ifrur, donde encontraron su final un general, tres oficiales y treintaiséis soldados.

Entrevistado por Andrés Hernández
En el mes de diciembre de 1980 y en el “Suplemento Navidad” editado por el publicista y pintor melillense Andrés Hernández, éste acompañado por el fotógrafo Esteban Soria, entrevistó a Carlos Rodríguez. Exponiendo a modo de preámbulo: “CARLOS RODRÍGUEZ IGLESIAS, nace en Melilla en 1909. Alumno fundador de la Escuela de Artes y oficios de la ciudad, en la clase de dibujo y modelado estando de profesor D. Vicente rodilla, escultor. Su primera exposición de dibujos a plumilla tiene lugar en el Ateneo Científico y Literario de Estudios Africanista, en 1926. Después, en 1928, expone en Madrid en el 9º Salón de Otoño. Pasa a Madrid de alumno en la Escuela Central de Artes y Oficios, bajo la dirección de D. Luis Menéndez Pidal.
Exposiciones colectivas e individuales en: 1949 en Tánger, Colectiva de Pintores de África, en la Nacional de Alicante. En 1952 en el Casino Militar de Melilla, patrocinada por Información y Turismo. Dos primeros premios Artistas Universitarios en Madrid. Segunda Medalla en el Salón de Otoño de Madrid. Medalla de honor de Excmo. Ayuntamiento de Melilla. Colabora en un panel, junto al pintor Gutiérrez Santos, en la Iberoamericana de Sevilla en 1929”.
Una entrevista íntima donde desveló su alma de pintor y recuerdos en la Madrid republicana, donde conoció al poeta Alberti, así como de la Melilla de las décadas de los cincuenta y sesenta. Un buen momento para la pintura local y la poesía, pues no
en vano como amigo de los poetas más conocidos de la ciudad y todo un referente de la Cultura melillense, acompañó a Cela y Gerardo Diego en sus visitas aquí. Para finalmente confesar que en esos momentos no pintaba, por encontrarse delicado de salud, pero esperaba comenzar de nuevo en poco tiempo.

Memorial
Carlos Rodríguez Iglesias falleció el 26 de julio de 1986, contando 76 años de edad. Y nueve años más tarde, en 1994 por iniciativa de nuestro amigo Amalio Jiménez Segura, entonces Concejal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de nuestra ciudad, se recordó
la figura del insigne pintor mediante una exposición de sus pinturas y edición de un catálogo - Memorial a cargo de la dirección del propio Amalio Jiménez, coordinación de Simón Benguigui ( responsable Museo y pinacoteca municipal ) y fotografías realizadas por quien esto escribe, Juan Díez, en razón de que anteriormente había tomado las imágenes del catálogo de la exposición en homenaje al más conocido de los artistas pintores melillenses, Victorio Manchón ( abril de 1994 ).
Memorial celebrado del 16 al 28 de febrero de 1995 en la sala de exposiciones “Victorio Manchón” del Centro cultural “Federico García Lorca” de nuestra ciudad.
Trayectoria
Gracias a la consulta del memorial realizado en 1995, donde se plasmó un artículo escrito por la poetisa melillense Encarna León en el año 1987, podemos seguir de cerca, y año a año, la brillante carrera vital, artística del recordado pintor melillense Carlos Rodríguez iglesias:
- Nació en nuestra ciudad el 30 de septiembre de 1909 y luego de realizar los estudios en el Colegio de La Salle,, finalizó el bachillerato como interno en el Colegio de Huérfanos de Militares de Toledo. Para a continuación realizar la carrera de Farmacia en Madrid.
- En el Ateneo Científico, Literario y de Estudios Africanistas de Melilla, en el año 1927 expuso por primera vez su obra, obteniendo la Mención de Honor en la sección de Dibujo.
- En el año 1929 colaboró en el exorno de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, en representación de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Expuso en el XII Salón de Humoristas de Madrid, organizado por la Unión de Dibujantes Españoles. Y también fue premiado con el Primer premio de Dibujo en la Exposición de Artistas Universitarios de Madrid.
- Nuevamente presentó su obra en el Salón de Humoristas de Madrid en el año 1930.
- En el año 1934 sería nuevamente galardonado con un Primer Premio en la Exposición de Artistas Universitarios de Madrid.
- En la Guerra Civil luchó en el bando republicano, por encontrarse al estallido de ésta en Madrid. Estando encuadrado en el Batallón de Guerra Química, más conocido como defensa contra gases. En 1938 contrajo matrimonio con Carmen Pérez Vicente y dos años más tarde, en 1940, se instaló en Melilla, donde permanecería hasta su muerte.
- Obtiene en 1949 el Premio Nacional de periodismo Farmacéutico “Blas y Manada”, concedido por la Real Academia de Farmacia. Por una serie de artículos publicados en la prensa profesional
- Fue nombrado en el año 1951, Socio Fundador de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia.
- La Asociación de Pintores y Escultores de España lo designó en 1954 Delegado en Melilla.
- Participó en 1955 en la VI Exposición de Pintores de África, celebrada en Madrid.
- Concurre a la Exposición Nacional de Alicante en 1956, así como a partir de este año participa en otras muestras colectivas que tuvieron lugar en Andalucía, Marruecos e Italia.
- En 1961 muestra algunas de sus obras en Melilla, junto a Victorio Manchón, Eduardo Morillas, Miguel Delgado y Julia de Miguel.
- Expone junto a Eduardo Morilla en el año 1970. E Igualmente en este año es nombrado miembro de la Academia Mundial de Arte y Ciencia, siendo por ello homenajeado por sus amigos y compañeros de Melilla
- La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a instancia de José Camón Aznar y en el año 1975, lo nombró Académico correspondiente. Siendo por ello felicitado oficial y públicamente por la comisión Permanente del Ayuntamiento.
- En el año 1981 se jubiló.
-Participa en el año 1982 en la Gran Exposición organizada por el Patronato Municipal de Cultura en homenaje a los pintores melillenses.

Carlos Rodríguez Iglesias participó asiduamente en las exposiciones-concursos que anualmente celebraba el Ayuntamiento de Melilla con ocasión de la celebración de las Fiestas en honor de la Virgen de la Victoria. Obteniendo en estos certámenes, en ocasiones importantes premios, y siempre tanto el reconocimiento como la estima de autoridades, artistas y público. Así alcanzó el Primer Premio en la muestra del año 1969 con su pintura “Casas de gitanos”, y la Medalla de Honor al conjunto de su trabajo.
En los años 1951, 1954, 1955, 1957, 1958, 1966 1968 consiguió segundos premios, y un cuarto premio en el año 1965.

Comentarios
Un personaje de la relevancia de Carlos Rodríguez Iglesias en una ciudad como Melilla, sería objeto de numerosas entrevistas, así como su obra comentada ampliamente.
En este sentido la periodista Pilar Cobo publicó en El Telegrama de Melilla en septiembre de 1981 un excelente artículo bajo el título “Carlos Rodríguez iglesias. Interiores de un pintor y crítico de arte”, del que extractamos: “ Carlos R.I., pintor, crítico de Arte y farmacéutico, por este orden, constituye uno de los grandes valores artísticos de nuestra ciudad.
Iniciado muy joven en la actividad pictórica tuvo que declinar profesionalmente ésta, su auténtica vocación, por la carrera de Farmacia, sin embargo nunca ha dejado este hobby o necesidad de pintar, según preferencias, y hasta la fecha lleva realizadas más de trescientas obras.
Su estilo se encuadra en el impresionismo, modalidad que eligió… después de haberse iniciado dentro del campo del bodegón. Sus paisajes, siguiendo la gama de grises, tonalidad que define su personal estilo, conforma casi la totalidad de sus cuadros, siendo motivo de los mismos la inspiración que recoge de nuestra tierra.
El óleo es la técnica que utiliza aunque en sus comienzos, a los dieciséis años… figuraba el rötri o dibujos a pluma… su pintura es casi autodidacta… afirma sentir especial predilección por los acuarelistas franceses…”
Más recientemente, hace escasos días hablando de mil y un temas con Antonio Bravo, Cronista Oficial de la Ciudad, éste me comentó el casi olvido en que había caído Carlos Rodríguez Iglesias tras su fallecimiento, así como lo incomprendida y poco valorada que fue su obra en Melilla.
Recordando a Don Carlos
Amalio Jiménez, en su presentación como Concejal de Cultura del Memorial realizado en 1995 a Carlos Rodríguez, escribió: “Recordando a Don Carlos. No fui a darle eso que llaman el último adiós. Ni siquiera ante la familia lamenté su marcha.
Don Carlos acababa de entrar en la Inmortalidad y para mi de nada valían ya los huesos ni los músculos porque de él quedaba lo mejor: la comunión. Comunión que iniciamos en la década sexta de este siglo, cuando el Ayuntamiento de Melilla convocaba los salones de Pintura y Dibujo coincidiendo con las ferias de la ciudad.
Yo entonces era un chaval inquieto y abierto a cualquier corriente cultural y acudía siempre a cuantos eventos se celebraban en Melilla vinculado a las Bellas Artes…
Don Carlos era humilde, escondido; no requería de escenarios ni revistas: estaba. Y en cada feria estaba ya para concurrir, ya para enseñar a los profanos, con su amistad cálida, qué era bien y qué mal.
Con él aprendí mucho sobre las corrientes artísticas del momento. Ante cada cuadro había un análisis que Don Carlos, suavemente, dictaminaba, como farmacéutico que era y valoraba en todos sus parámetros.
A través de él conocí a muchos pero nunca conocí a nadie como él.
Con los años, cuando he ido profundizando en su obra pictórica, he aprendido a valorar el vigor, el peso, la rotundidad de su pincelada perpendicular. Tan vigorosa, pesada y rotunda como era su brazo sobre mi hombro mientras me conducía, cuadro tras cuadro, por aquellos ya viejos salones de pintura en las ferias de Melilla.
Eduardo Morillas
Nuestro también admirado amigo Eduardo Morillas, quien expusiera junto a Carlos Rodríguez en varias ocasiones, igualmente participó en la redacción del folleto Memorial, glosando en el mismo algunos recuerdos e impresiones: “Invitado a colaborar en el homenaje que al pintor melillense Carlos Rodríguez I. le organiza la fundación Municipal Socio-Cultural, me presto gustoso a participar… por una deuda impagable hacía el artista que en plena madurez, me abrió los brazos de su amistad y de su afecto.
Recuerdo, siendo muy joven, allá por 1956, cuando por primera vez, y en compañía del pintor Manolo Castillo, le visitamos en su hoy desaparecida farmacia de Batería Jota…. Su recibimiento lleno de afecto, su amplia sonrisa, su enorme humanidad, hacièndonos pasar a la rebotica ( su estudio ), en donde, sobre un caballete, un lienzo pintado a medias inundaba el pequeño recinto en fragancias de aceite de lino, aguarrás y barnices.
Era entonces, a mis ojos, una especie de mito inalcanzable. Un ídolo al que, por un enorme respeto a su talento, costaba acercarse; concepto que él mismo, al momento, se encargaba de eliminar.
Sus consejos en aquellos primeros años fueron de un valor incalculable, que jamás olvidaré; poniendo su experiencia en mano del grupo de pintores jóvenes, Castillo, Manchón, León, Varela…, que con frecuencia le visitaban…
No queriendo entrar en una valoración de su obra, por serme tan cercana en el afecto, no quisiera dejar pasar esta ocasión para expresar mi admiración por don Carlos, como artista puro, que eligió los colores y la paleta para expresar, de una manera personalísima, su mundo de emociones, reflejo de enorme sensibilidad…”.

Epílogo
Vaya nuestro recuerdo y admiración tanto hacía Carlos Rodríguez Iglesias como su padre Carlos Rodríguez Gómez, quienes dejaron sus nombres grabados en las crónicas de España y aquella Melilla de 1909. Hace ahora cien años.


Artículo publicado en el diario El Telegrama de Melilla de fecha, 28 de diciembre de 2009


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