viernes, 26 de febrero de 2010

Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( 1 )




Vicente Rodilla, autor del mapa en relieve de España

Juan Díez y José Marqués
( de la Asociación de Estudios Melillenses )

En las semanas pasadas el hallazgo del mapa en relieve de España, en el transcurso de los trabajos iniciales de rehabilitación del Parque Hernández por la Ciudad Autónoma, ocupó lugar preferente en la información local. Haciendo confiar a muchos en la posibilidad de su restauración y disfrute de nuevo por los melillenses. Más, pronto esta ilusión desapareció al comprobarse por los técnicos que el mapa era irrecuperable.
Una contrariedad que no es suficiente impedimento para que desde estas páginas divulguemos la importancia de este singular mapa en relieve así como la figura de su autor, Vicente Rodilla. Excepcional escultor que mediado los años noventa del pasado siglo tuvimos ocasión de estudiar gracias a las páginas de “El Telegrama del Rif” y testimonio de sus hijos Vicente y Encarna. Con quienes recientemente hemos vuelto a hablar.
En Melilla
Del conjunto de artistas escultores que han trabajado y dejado parte de su obra en Melilla destaca Vicente Rodilla, el cual permaneció entre nosotros entre los años 1923 y 1929. Tras venir para cumplir como soldado de Ingenieros.
Vicente Rodilla Zanón nació en el pueblo valenciano de Siete Aguas en el año 1901, aunque muy joven marchó con su familia a vivir a Valencia capital, donde contando trece años comenzó su carrera artística como aprendiz en el taller de Ponsoda, más tarde tuvo como maestro a Julio Benlloch. Y pronto, luego de haber cursado estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, con dieciocho años se independizó, para poco tiempo después, en 1923 venir a Melilla para cumplir el servicio militar con destino en la Comandancia de Ingenieros.
En nuestra ciudad rápidamente se dio a conocer y gracias al interés del coronel Andrade comenzó a impartir clase como profesor de Modelado y Vaciado en la Escuela de Artes y Oficios.
Tuvo domicilio en Melilla en el número 14 de la calle General Aizpuru y realizó un buen número de obras, algunas de las cuales a continuación detallaremos. Aquí contrajo matrimonio en 1927 con Encarnación Garrido Baena y le nació su primer hijo, de nombre Vicente Antonio.
Finalmente en el verano de 1929 y tras haber permanecido seis años entre nosotros, abandonó Melilla coincidiendo con la magna Exposición de Barcelona y para instalarse en Valencia capital.

Mapa en relieve
El recientemente encontrado mapa de España en relieve, junto a la pista de patinaje del Parque Hernández. Fue construido en el año 1924 formando parte de un conjunto de obras destinadas más que a embellecer, a transformar en un pequeño parque de atracciones esta zona dedicada hasta entonces a jardines y espectáculos. Con la finalidad de que los visitantes además de pasear pudieran entretenerse contemplando algunos animales e incluso repasando Geografía.
El Parque Lobera en la actualidad ofrece un aspecto similar al que se pretendió para un extremo del Hernández a mediados de los años veinte del pasado siglo.
La Junta de Arbitrios, entidad que ejercía las funciones de Ayuntamiento en Melilla, encomendó al ingeniero Palanca la redacción de un proyecto destinado a revitalizar un extremo del Parque Hernández, el que hace esquina entre las actuales Avenida de la Democracia y calle Luis de Sotomayor. Proyecto que comenzó a tomar cuerpo en la primavera de 1924, para finalizar pocos meses después, coincidiendo con los tradicionales festejos patronales en honor de la Virgen de la Victoria. Siendo en la noche del domingo14 de septiembre cuando tuvo lugar la ceremonia de inauguración de las nuevas instalaciones, consistentes en: un estanque, una pajarera, jaula para monos, pista para patines, y lo más novedoso, un mapa de España en relieve que fue calificado por la prensa como “excelente” y que venía a poner Melilla a la misma altura que otras grandes capitales españolas cuyos ciudadanos gozaban de representaciones similares.
Este mapa en relieve fue la atracción que más interés despertó, siendo su autor el joven Vicente Rodilla, escultor y profesor de Artes Plásticas de la Escuela General y Técnica.
El mapa de España en relieve sería ocultado de la vista de los melillenses hacía el año 1950, después de transcurridos veinticinco años de su inauguración y seguramente por su grado de deterioro así como resultar un estorbo en Ferias, cuando su aledaña pista de patines se utilizaba como pista de bailes.
Mapa confeccionado con la ayuda de Manuel Aguilera, Director de la Escuela de Artes y Oficios. De aproximadamente treinta y seis metros cuadrados y protegido por una pequeña verja, disponía de agua. De forma que al ser abierta una llave de paso, esta agua discurría por los ríos del gráfico. Algunos años después este artístico mapa se ocultó de la vista de los melillenses y fue cubierto por una capa de arena a fin de preservarlo al futuro, y otra de hormigón para igualar la superficie con la del resto del Parque.

Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( 2 )







Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( 2 )






Placa del Barrio General Sanjurjo




A raíz de de un banquete de confraternización periodística en honor del general Sanjurjo, celebrada en octubre de 1925 en el entonces merendero de moda “El Cañizo” enclavado en el Barrio del Hipódromo. Al terminar el almuerzo los asistentes fueron invitados a visitar los salones del “Club Melilla”, donde su presidente, Sr. López Sánchez informó de la idea de solicitar otorgar el nombre del general Sanjurjo al Barrio.




Iniciativa que enseguida prosperó, el Municipio aprobó el cambio y al mismo tiempo encargó al mejor escultor de Melilla, Vicente Rodilla la realización de una placa con la nueva denominación. Y antes de que transcurriera un año de la puesta en marcha de la iniciativa, con ocasión de las fiestas anuales del Barrio, en honor de su Patrona la Virgen del Carmen, 16 de julio de 1926 y dentro del programa de actos de esa jornada se procedió al solemne descubrimiento de la placa homenaje de los vecinos del Barrio, gente humilde en su mayoría, al Caudillo victorioso de la Guerra de Marruecos: José Sanjurjo.




Para tal memorable ocasión se levantó una tribuna a la entrada de la calle Méndez Núñez y tras el discurso de rigor se descubrió la artística lápida mientras una banda de música militar interpretaba la Marcha Real. Para a continuación el general Aldave vitorear a España, al Rey y al Ejército.
El diario melillense “El Telegrama del Rif” a la mañana siguiente informaría a sus lectores del evento en los siguientes tonos: “ Acontecimiento simpático y patriótico… que pone de relieve el sentimiento de imborrable cariño… por el laureado general…” Y con respecto a la placa expresaría los siguiente: “Constituye una verdadera obra de arte contribuyendo a aumentar el prestigio que como escultor goza el Sr. Rodilla. En el centro aparece el busto del general Sanjurjo, cuyos rasgos fisonómicos han sido fielmente observados por el artista”.
Tras instaurarse la II República en 1931, desapareció el retrato de Sanjurjo hasta entonces presente en el Salón de Plenos del Municipio. Y poco tiempo después, luego del fracasado intento de golpe de estado, el Ayuntamiento ordenó retirar la placa. Aunque más tarde, en octubre de 1936, apenas iniciada la guerra civil y en recuerdo del cercano fallecimiento de Sanjurjo en accidente de aviación. El Ayuntamiento de Melilla volvió a colocar una lápida con el apellido del personaje histórico que dio nombre al viejo Barrio del Hipódromo, si bien en esta ocasión para descubrir la nueva placa, por supuesto mucho menos artística, se montó una parafernalia mayor.
Recordemos que hace poco tiempo el Barrio del Hipódromo recobró por iniciativa de la Ciudad Autónoma su primera y popular denominación.






Juan Díez y José Marqués, de la Asociación de Estudios Melillenses





Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( 3 )




Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( 3 )




Placa Homenaje: La Legión
En el año 1923 Vicente Rodilla participó, presentando algunos trabajos, en el concurso – Suscripción “Melilla” destinado a recordar a la tropa de la guarnición que sucumbió en los Sucesos de 1921. Unas placas a colocar en monumentos ubicados en diferentes campamentos y cuarteles del antiguo Marruecos Español y que posteriormente fueron retirados, para algún tiempo después, luego de permanecer almacenados en Melilla, ser vueltos a montar en distintos acuartelamientos de nuestra ciudad. Una de estas placas, la realizada por Vicente Rodilla se encuentra instalada en la actualidad en el patio de armas del cuartel de La Legión.
Recordemos que en el año 1967 por iniciativa del Comandante General se procedió a repartir entre las diferentes unidades de la ciudad varios de estos monumentos. El de mejor factura y belleza correspondió a La Legión, que tomándolo como propio desde su reinauguración en el mes de octubre de 1976, fiel a su hidalguía, situó el monumento en lugar privilegiado y ante él, cada vez que rinden memoria a sus caídos, también recuerdan a las víctimas de 1921.
Esta placa de Vicente Rodilla fue expuesta en los escaparates del antiguo establecimiento “La Reconquista” antes de su primera instalación. Está realizada en bronce, en su extremo superior aparece el emblema del Regimiento Alcántara de Caballería, bajo él un friso de rosáceas y flores de cuatro pétalos. En los laterales figuran los escudos de España y Melilla, dos llamas y sendos cálices. En el centro dos figuras de tipo arcaico griego sostienen una gran guirnalda, y sobre ésta un altar en el que hay un féretro cubierto por la bandera española. Mientras que en su parte baja figura el texto. “Melilla a las Víctimas de 1921”.

Exposiciones
Durante su estancia en Melilla, Vicente Rodilla participó de forma activa y brillante en las exposiciones – concursos de Arte - organizadas por el Ateneo de la Ciudad en los años 1924, 1926 y 1927.
En la primera nuestro artista obtuvo el segundo premio del apartado de Escultura con la obra “Retrato de Enriqueta”, un busto de la señorita Moreno, y además presentó los trabajos “Duas”, “Minervo”, “Esclava” y “Atalando”.
En el segundo certamen, que contó con el patrocinio de la Junta de Arbitrios, Vicente Rodilla volvió a presentar numerosas obras, consiguiendo nuevamente el segundo premio con la escultura tallada en nogal “Morita de Farhana”.
Y en la última convocatoria, la celebrada en 1927 y coincidiendo con la visita de los Reyes a Melilla, en la sección de Escultura Rodilla alcanzó el Diploma de Honor así como una copa de plata donada por el Grupo de Regulares Melilla número 2. Siendo entonces calificado por la crítica como consumado maestro.




Juan Díez y José Marqués, de la Asociación de Estudios Melillenses

Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( y 4 )







Escultor Vicente Rodilla en Melilla ( y 4 )






Otras obras en Melilla
Vicente Rodilla en el transcurso del año 1923 realizó la imagen de San Fernando, Patrón del Cuerpo de Ingenieros, con ocasión de la inauguración y apertura al culto de la Capilla Castrense de Melilla. Aquí se veneró esta obra de arte durante años, aunque en la actualidad se desconoce su ubicación. Y en el aquel verano de 1924, mientras levantaba el mapa de España en relieve , recibió del Municipio el encargo de perpetuar la memoria del general García Aldave con un busto.
En 1925, ejecutó un busto con la figura del célebre general Emilio Fernández Pérez.
También confeccionó un busto con la imagen del célebre jefe rifeño Abdelkader, que en 1921 era caid de Beni Chicar. En 1927 Rodilla presentó un proyecto a la Junta de Arbitrios para realizar una artística lápida a colocar en el Barrio que llevaría el nombre del general García Aldave, primer marqués de Guelaya. Y a comienzos del año 1929 terminó el plano en relieve del Puerto de Melilla con dimensiones: 1.75 x 1.00, por encargo del organismo que entonces ejercía de Autoridad Portuaria y destinado a ser expuesto en la Exposición Hispanoamericana de Sevilla, a celebrar en ese mismo año.

Brillante carrera
Luego de tres fecundos años, Melilla se quedó pequeña para las nobles ansias de gloria de Vicente Rodilla, quien marchó a su tierra natal.
Ya en Valencia, su taller de imaginería religiosa fue asaltado y destruido en 1936. En 1945 fundó el Gremio de Imagineros y lo largo de fecundos años ejecutó numerosos trabajos tanto de carácter laico como religioso, pues sus figuras estilizadas y sueltas armonizaron perfectamente con la línea funcional de las nuevas iglesias.
Podemos mencionar entre sus muchísimos trabajos, que para su pueblo, el entrañable Siete Aguas realizó las bellas imágenes de El Cristo de los Afligidos y un San Juan Bautista.
El Cristo del Seminario de Moncada igualmente fue obra de Vicente Rodilla.
En el año 1955 y en Valencia realizó la imagen de San Vicente Ferrer y el retablo del altar que preside, en madera tallada y patinada, en estilos gótico y barroco.
En la localidad valenciana de Chiva realizó en 1965 el busto de bronce que corona el monumento allí levantado en memoria de su hijo predilecto, el doctor Manuel Corachan. Y al año siguiente, en 1966 también en bronce confeccionó la imagen de San Luis Bertran, que se ubicó frente a su casa natal en Valencia.

Pero su faceta más relevante y también la que le repostó fama mundial sería realizando trabajos de mosaico en relieve. En 1959 comenzó a practicar esta forma plástica novedosa y de su invención. Recibiendo infinidad de encargos tanto de España como del resto del mundo para sus murales en relieve y esculturas recubiertas, llegando a emplear en ocasiones Vicente Rodilla hasta treinta mil pedacitos, teselas de mármol.
Trabajador infatigable, también practicó la pintura al óleo e incluso su altruismo lo llevó a representar a sus conciudadanos como procurador en Cortes por los gremios artesanos.
Alto y con los ojos azules, hombre de humor y sencillo, Vicente Rodilla Zanón falleció a los setenta y tres años de edad.
El 29 de agosto de 1974 el mundo del Arte diría adiós a un gran maestro escultor que dejó su imborrable huella en Valencia, Melilla, en toda España y el resto del mundo. Tras su muerte fue nombrado Hijo Predilecto de siete Aguas, y el Ayuntamiento de Valencia concedió el 13 de diciembre del mismo año 1974 a una calle de la población su nombre: “Escultor Vicente Rodilla.






Juan Díez y José Marqués, de la Asociación de Estudios Melillenses.

domingo, 14 de febrero de 2010

CARLOS SANZ ESCALANTE




Carlos Sanz Escalante, periodista de El Telegrama del Rif


por Juan Díez y José Marqués
( de la Asociación de Estudios Melillenses )

Son muchos los periodistas que en Melilla han ejercido su profesión con mayor o menor fortuna, testimoniando de la mejor manera que pudieron el pálpito de la ciudad, Y que inevitablemente el paso de los años ha ido dejando en el olvido, quedando con ellos también sumido en el abandono sus interesantes visiones y comentarios del devenir de la ciudad. Páginas de nuestra historia que celosamente custodian las hemerotecas.
A pesar de que fueron numerosos los periodistas, son escasos los nombres que alcanzan a recordar el pueblo. Por ello desde estas páginas a continuación vamos a procurar evocar la memoria de uno de ellos, Carlos Sanz Escalante, cuando en estos días se cumplen los ochenta años de su fallecimiento a la temprana edad de 31 años.
Nació en La Habana, Cuba, coincidiendo con los últimos momentos de la presencia española en aquella isla, y siendo niño, contando doce años, comenzó a residir en Melilla en compañía de su familia. En razón de la profesión de su padre, archivero de Oficinas Militares, que falleció en Melilla a la edad de 63 años y era natural del pueblo de Rapariegos en la provincia de Segovia.
Periodista de a pie
Sanz Escalante se inició joven en el Mundo de la Prensa, de la mano de Jaime Tur y Mary, un personaje cercano en importancia a la del fundador, propietario y director de “El Telegrama del Rif”, Cándido Lobera.
Jaime Tur, propietario y director del pequeño, casi testimonial diario “La Gaceta de Melilla” contrató como administrador y redactor hacía el año 1917 a Sanz Escalante, contando éste dieciocho años.
Para aumentar sus ingresos económicos así como poder crear una familia, desde finales del mes de mayo de 1925 simultaneó sus actividades en “La Gaceta de Melilla” con las de redactor de “El Telegrama del Rif”, donde no solía firmar sus artículos, aunque en ocasiones creemos que firmaba con la letra mayúscula “S”.
Además la gran demanda en la Península de noticias procedentes de Melilla y su antigua zona de influencia, por motivo de las Campañas de Marruecos, propició que lograra unos ingresos extras ejerciendo de corresponsal de guerra y en Melilla de algunos importantes medios de comunicación nacionales, en concreto de los periódicos “La Unión Mercantil” de Málaga y “El Debate” de Madrid, así como la agencia informativa “Mencheta”.
A pesar de su gran dedicación al periodismo. Para poder aumentar su nivel adquisitivo en unos momentos de acentuada crisis económica, logró como administrativo una gratificación mensual de 150 pesetas, entre julio de 1924 y diciembre de 1927, por parte de la Comandancia General de Somatenes Armados en Melilla, de la que Jaime Tur fue abanderado. Y un año después, en febrero de 1928 alcanzó una plaza de funcionario, auxiliar interino de la Junta Municipal de Melilla, organismo antecedente del Ayuntamiento creado en 1931.
En la Junta Municipal estuvo destinado en el Negociado Central y tuvo a su cargo el Registro General de Entrada. Confiándosele además la organización de las suscripciones públicas en homenaje a S.M. la Reina Doña María Cristina, Excmo. Sr. Marqués de Estella y Junta Nacional del Mutilado en Africa. Y pasó más tarde como agregado al Archivo del mismo Negociado Central.
La Unión Mercantil
“La situación en Marruecos. Desde Melilla”, este era el encabezamiento genérico de las crónicas que enviaba desde Melilla Carlos Sanz al importante diario malagueño de intereses generales La Unión Mercantil. El de mayor venta en toda Andalucía. Unas relevantes informaciones que solían ocupar lugar destacado en primera página e ir firmadas “C. Sanz”, junto a la fecha de salida del escrito de nuestra ciudad.
Cuando la noticia era relevante, ésta ocupaba casi toda la crónica, mientras que en momentos de tranquilidad, el espació, unas dos columnas también en portada, era ocupado por diversas informaciones breves, aunque no por ello intrascendentes. Pues todo lo que ocurría en la zona de Melilla era de interés nacional para los numerosos familiares y amigos del elevado número de soldados expedicionarios que aquí se encontraban Así, a modo de ejemplo de crónica de guerra podemos mencionar la titulada “”De la operación de ayer”. Donde refería algunos de los sucesos que siguieron al hundimiento del buque de Trasmediterránea “Juan de Juanes” por la artillería rifeña. Así escribió: ”Los llegados de Alhucemas. Como decía en mi información de ayer, a las cinco de la tarde de ayer llegó a Alhucemas el motor A. Ibancos conduciendo varios paisanos de aquella isla.
Estos son el maquinista don Manuel Suárez, mayordomo Juan Gutiérrez… todos de la tripulación del “Juan de Juanes”…
También llegaron el consignatario de la Cia. Trasmediterránea en aquella
Plaza… durante el embarque, los cabileños , vigilantes de aquellas playas hicieron varios disparos de fusil a las embarcaciones; uno de los proyectiles alcanzó al A. Ibancos sin producirle daño de importancia.
Al emprender la marcha el motor funcionó con alguna dificultad, pero pronto fue reparado y continuó su ruta sin novedad.
De la situación de la isla, poco nuevo dicen los llegados ayer, únicamente que raro es el edificio que no ha sufrido desperfectos con los bombardeos enemigos..
Éstos, al saltar a tierra, no pudieron evitar la demostración de alegría que les produjo verse en Melilla…”
Mientras que de entre las noticias resumidas, podemos reseñar las aparecidas el sábado 20 de mayo de 1922, donde entre otros temas comunicaba: “Reparto de tabaco. Las señoras y señoritas visitadoras del soldado, en unión de las damas de la Cruz Roja, distribuyeron entre los soldados heridos y enfermos que se encuentran en en los diversos hospitales de esta Plaza, paquetillos de tabaco del donativo hecho por S.M. la Reina con motivo del cumpleaños del monarca.
Banquete a un compañero. En el restaurante Alfonso XIII han obsequiado esta noche con un banquete de despedida por los periodistas locales, al redactor enviado especial a esta Plaza del diario de Barcelona, Las Noticias, Luis Macias. O.
Una bomba causa bajas.


De uno de los aparatos que se dirigían a los poblados ocupados por elementos enemigos de Beni Ulixec, se desprendió una bomba que cayó en el campamento de Dar Quebdani.
La explosión de la bomba dícese nos causó siete heridos y dos muertos entre los soldados de aquella guarnición.
El suceso impresionó grandemente a cuantos los presenciaron.
De Alhucemas. A las tres de la tarde de ayer, el enemigo que durante varios días no daba señales de vida, rompió el fuego con los cañones emplazados en la playa contra la plaza de Alhucemas.
Las piezas enemigas hicieron cincuenta y cinco disparos que solamente causaron algunos desperfectos en algunos edificios.
Nuestras baterías hicieron varios disparos hacia el camino y arbolado del valle del río en se encontraban refugiados algunos grupos, los que se internaron llevándose consigo el ganado.
El resto del día transcurrió sin novedad.
Accidente desgraciado. Trabajando en las obras que se llevan a cabo en la enfermería de Monte Arruit, tuvo la desgracia de dar una caída desde lo alto de un andamio el albañil Rafael Atencia, el cual resultó con varias heridas… Fue traído a la Plaza ingresando en el hospital Central, por ser su estado de pronóstico grave.
Campamentos desmantelados. Por no ser considerada como necesaria, ha sido desmantelada la posición que estaba emplazada en el kilómetro 13 de la carretera de Monte Arruit a Batel…”
Días antes, en la edición del 5 de mayo de 1922 Carlos Sanz se hacía eco también de una noticia propia de la prensa rosa: “Príncipe indio. En fecha no lejana, llegará a Melilla, con objeto de reconocer este territorio, el príncipe indio Macharadjak de Kapurtala, que está casado con la bella malagueña Anita Delgado.
El príncipe indio actualmente se encuentra en el Marruecos francés, va acompañado de varios secretarios y su cortejo se compone de dos pequeños automóviles”.
En la sensacional entrevista realizada en Málaga por un redactor de La Unión Mercantil a los periodistas de “La Libertad” que acababan de entrevistarse con Abdelkrim y visitar a los prisioneros españoles en Axdir ( Alhucemas ), tuvo mucho que ver Carlos Sanz. Pues avisó a sus compañeros de La Unión Mercantil de la llegada a Málaga de los temerarios periodistas.
Éxito periodístico que mereció gran alarde gráfico en la portada del diario malagueño del 5 de agosto de 1922, posteriormente en el propio “El Liberal” y toda la prensa nacional e incluso poco después la edición del libro “Abd-El-Krim y los prisioneros ( Una información periodística en el campo enemigo ), por Luis de Oteyza, director y fundador de “La Libertad” de Madrid. Una interesante obra reeditada por la Ciudad Autónoma de Melilla en el año 2000.
En el año 1927 La Unión Mercantil de Málaga publicó una serie de caricaturas de personajes melillenses vinculados a Málaga, realizadas por el eximio artista Diego Mullor, quien nacido en San Roque, Cádiz, estudió dibujo en Málaga y se estableció en Melilla en 1911. Y es que el interés de La Unión Mercantil por todo cuanto sucedía en el Norte de África era enorme, no en vano también contó desde Melilla con las colaboraciones de “Arístides de Campomanes”, de quien nos ocuparemos próximamente, y dispuso, entre otros, de “Abate Bussoni” y el Sr. Fuentes como corresponsales en Larache y Villa Sanjurjo, respectivamente.
A la muerte de Carlos Sanz, la corresponsalía de La Unión Mercantil la llevaría el maestro de escuela nacional y periodista malagueño afincado en nuestra ciudad Luis Muñoz Ramírez, mientras que de El Debate la asumiría el también notable periodista y maestro de escuela nacional, Mariano Bartolomé Aragonés ( 1881 – 1955 ).
Condecoraciones
Por su destacada y patriótica actividad periodística al cubrir la información de las operaciones militares de castigo y reconquista que siguieron a la Rota de Annual de 1921. Carlos Sanz recibió el 26 de noviembre de de 1923 la Cruz de primera clase del Mérito Militar con distintivo blanco, preciada condecoración a la que también sumó otra sencilla del Merito Militar con distintivo rojo y la Medalla de Marruecos que se otorgó al finalizar la pacificación del antiguo Protectorado en 1927.
Asociación de la Prensa
Carlos Sanz Escalante fue un relevante y activo miembro de la Asociación de la Prensa de Melilla, luego de su primera refundación en el año 1923. Pues esta entidad si bien tuvo su nacimiento en 1913, pocos años después dejó de existir por desinterés de los periodistas locales.
Sanz vivió una de las épocas más dinámicas de la Asociación de la Prensa, la de la segunda mitad de los años veinte del pasado siglo y casi permanente presidencia de Jaime Tur, director, propietario y fundador del periódico “La Gaceta de Melilla”, medio en el que nuestro admirado periodista ejercía de redactor y administrador.
Como entusiasta periodista y hombre de confianza de Jaime Tur, fue vocal y tuvo a su cargo la Biblioteca de la Asociación. Al igual que en el año 1926 colaboró activamente en los trabajos de organización de un baile de máscaras coincidiendo con las fiestas de Carnaval. Baile que constituyó un rotundo éxito para las arcas, permitiendo a los periodistas poner en funcionamiento el ansiado Servicio Médico y de Socorro, que aunque previsto en los estatutos no pudo alcanzarse esta ese momento.
Necrológica
En la primera página del diario melillense “El Telegrama del Rif” del viernes 14 de febrero de 1930, y bajo su esquela mortuoria. Los compañeros de este periódico rindieron a Carlos Sanz un último testimonio de cariño a través de unas sentidas palabras:”Un compañero nuestro muy querido, Carlos Sanz, que desde hace varios años compartía con nosotros la diaria labor ha dejado de existir.
Minado su organismo por la terrible dolencia que le ha llevado al sepulcro. Carlos Sanz, en un supremo esfuerzo de la voluntad, conseguía imponerse a los intensos dolores físicos que de continuo le aquejaban, a fin de no desatender el desempeño del cometido que tenía a su cargo, pudiendo en él más que aquéllos, el elevado concepto que tenía del cumplimiento del deber.
Hace algunos días se agudizó de modo alarmante la gravedad del mal que con estoica resignación venía soportando durante largos años el infortunado camarada, y a partir de entonces, los médicos no pudieron ocultar la pesimista impresión que el estado del paciente les producía. La cruel dolencia había consumido totalmente las energías del pobre compañero.
Aunque esperado, por desgracia, el funesto desenlace, nos ha producido a los que con él compartíamos el trabajo, un profundo y sincero sentimiento de pesar, pues Carlos Sanz, se había hecho acreedor por la bondad de su corazón y la afabilidad y corrección de su trato, al cariño y a la consideración de todos los que habiendo tenido ocasión de conocerle y tratarle, habrán de llorar como nosotros, muy sinceramente el fallecimiento del inolvidable Carlos Sanz.
Esta tarde a las tres y media se verificará la conducción del cadáver al Cementerio de la Purísima Concepción, cuyo fúnebre acto habrá de constituir expresiva manifestación del hondo pesar que la desgracia ha producido.
A sus desconsoladas esposa y hermana Julia, hacemos presente la expresión más sentida de nuestro pésame…”
A la hora anunciada, tuvo lugar el sepelio. Asistiendo casi todos los periodistas melillenses, más representaciones de entidades y numerosas amistades, pues Carlos Sanz pertenecía a una familia que residía en Melilla desde hacías muchísimos años, y concretamente en el número 24 de la calle Prim. Relatando “El Telegrama del Rif” a continuación: “De una soberbia carroza tirada por cuatro caballos, de la empresa funeraria Nuestra Señora de Los Llanos, pendían artísticas coronas ofrendadas a la memoria del finado, por los funcionarios de la Junta Municipal, compañeros de El Telegrama del Rif, periodistas asociados y familia doliente.
Los compañeros de la Asociación de la prensa quisieron rendir el postrero homenaje de afecto al querido compañero llevando a hombros el féretro, para lo cual fueron relevándose durante el trayecto ( desde el inicio de la Avenida de Castelar en su intersección con la calle López Moreno, hasta el Cementerio ).
Formaban la presidencia, el Presidente de la Junta Municipal ( Ayuntamiento ), señor Lobera ( propietario y fundador de El Telegrama del Rif ), Presidente de la Asociación de la prensa, Sr. Jaime Tur, padre político del finado, coronel de Artillería Sr. Rodríguez Cerezo… y en representación de “El Telegrama” los señores Galbán y Ferrín…”
Carlos Sanz reposa en la misma tumba donde también descansan los restos de su padre, Felipe Sanz García, que había fallecido ocho años antes, el 30 de marzo de 1922. En la parcela 14, fila séptima y número 8.


Imágenes: -Sepultura de Carlos Sanz, en el Cementerio de la Purísima concepción de Melilla. Y Carlos Sanz, en el centro, junto a compañeros de El Telegrama del Rif, José Ferrin y Tomás Segado, año 1923.



Artículo publicado en La Gaceta, dominical del diario El Telegrama de Melilla, el 14 de febrero de 2010.



















lunes, 8 de febrero de 2010

MELILLA Y EL SOLDADO


HISTORIAS DEL TEMPLARIO

MELILLA Y EL SOLDADO

Algunas veces da gusto ver la televisión cuando hablan de esta ciudad nuestra de Melilla y lo hacen de manera positiva. Ya era hora que así fuese pues estamos un poco hartos de que cuando se nombre esta ciudad, sea sólo para desprestigiarla o con fines partidistas.
Evidentemente, no vamos a decir que aquí no reproduzcan cosas malas, pero tampoco son tantas como nos quieren achacar unos cuantos “iletrados” por aquellas otras zonas del país.
Me refiero a que un espacio televisivo como es el programa de la cadena generalista Cuatro, “Cuarto Milenio”, se hizo cargo la otra noche del suceso ocurrido hace ahora, en este mes de enero pasado, cincuenta años.
Vinieron los del programa a grabarlo en el mes de diciembre último y bueno pudieron encontrarse con una Melilla bien diferente a lo que ellos pensaban. Estuvieron cuatro días grabando en el Cementerio de la Purísima Concepción de la ciudad para hablar sobre el conocido aquí como “el soldado de los milagros”.
La verdad que la mayoría de la población melillense y muchos de fuera, quedaron a ver a la misma hora dicho programa pues ya se había difundido que este fin de semana pasado sería el momento de su emisión.
Me gustó porque no utilizaron los arquetipos de siempre: ciudad fronteriza, donde se muestra nada más que la frontera y Melilla la Vieja, sino fueron al tema de su reportaje y hablaron con personas que de un modo u otro han tenido algo que ver en la difusión de este soldado.
Es el caso, por ejemplo, del escritor José Luis Navarro, el cual hace pocas fechas sacó una nueva edición de su obra “El soldado incorrupto y otros relatos” que ahora ha contado con la edición de la Fundación Gaselec.
En la primera edición del mismo, tuve la suerte de hacerle la crítica literaria para este mismo diario y lo que más me impactó en concreto de este tema, es la veracidad de lo que cuenta, sin poner nada que no sea irreal o dé lugar a la fantasía.
Navarro escribió la versión que creía más afortunada sin dar más explicaciones, con la sobriedad de alguien bien curtido en estas lides de la narración.
Asimismo, se recogió el testimonio de Juan Domínguez Lasierra, periodista que pasó varios años en Melilla y que nunca se desvinculó de la misma, pues siempre que podía la sacaba a relucir en el diario donde terminó su trabajo, El Heraldo de Aragón, y fue precisamente él quien gracias a otros melillenses como Juanjo Florensa o José Marqués, lo pusieron en la pista del pueblo natal del soldado, Cetina, en Aragón.
Este pueblo aragonés le colocó una plaza al soldado y sus familiares no sabían apenas nada de lo que aquí, muchos kilómetros más al sur, se veneraba a su hijo Benito, el cual moriría en “extrañas circunstancias” pues si bien se dijo en un principio que se suicidó, tampoco es un hecho demostrado, pues años más tarde cuando fue sacado de la fosa común, se comprobó que su cuerpo estaba incorrupto y que gracias a eso, se pudieron ver las heridas que no coincidían con un suicidio.
Pero como pasa siempre, no se investigó nada más y estamos ante un “caso abierto” que difícilmente se cerrará, pues ahora juegan otros elementos como el hecho de que el pueblo lo conoce por que suele “conceder” aquella ayuda que se le pide con fe.
En esta cuestión es en la que redundó el programa de televisión, puesto que la temática es la común en él, pero nos dejaron un buen sabor de boca, pues por fin, la ciudad no se vio menospreciada, sino todo lo contrario, fue para darle un “aliciente” más al que la visita, pues es una constante peregrinación el que se da para visitar la tumba del Soldado de los Milagros, Benito López Franco.

http://litteraevitae.blogspot.com/

FERNANDO SARUEL HERNÁNDEZ 03/02/10


Artículo publicado en el dominical "La Voz" del diario "Melilla Hoy,

el 7 de febrero de 2010.

martes, 2 de febrero de 2010

SESENTA AÑOS DESPUES


A los sesenta años de un enigma

Benito López Franco, “el soldado de los milagros”, un falso suicida


por: Juan Domínguez Lasierra / El Heraldo de Aragón



Cuando Benito López Franco, soldado del regimiento de Regulares nº 5, en Melilla, se despertó aquella mañana del 17 de enero de 1950, tal vez intuyó que las amenazas, más o menos veladas, que desde hacía unos meses estaba recibiendo se iban a hacer realidad en las próximas horas. Era, como decían en su pueblo, Cetina, un pálpito, una sensación incómoda que ni le abandonó en el momento de la ducha, ni cuando se vestía el uniforme, ni durante el desayuno. Ya hacía tiempo que no salía del cuartel, que le había abandonado su sonrisa de siempre, su espíritu jaranero, sus ganas de cantar. Estaba sometido a presiones por uno y otro lado, y no sabía como salir de aquella situación. Aunque las circunstancias le iban a favorecer. Porque al cabo de una semana se iría con permiso a su pueblo, y después ya no volvería a Melilla, puesto que había sido destinado a Madrid, una decisión militar que tal vez, lo pensaba y repensaba en sus horas de inquietud, era fruto de aquellas presiones que últimamente se hacían más patentes. Era un alivio salir de Melilla, y eso que la ciudad le gustaba, y lo había acogido con enorme afecto. Su buena planta, su simpatía, y el hecho de cantar como los ángeles, lo mismo la jota que la zarzuela o la canción moderna, le habían abierto las puertas del Casino Militar, donde solía actuar en las fiestas y saraos de los oficiales, y donde había conocido a la que, sin duda, era la fuente de todos sus problemas. Una joven, demasiado joven tal vez, hija de un oficial, que se había enamorado de él con el ceguera de su extremada juventud. Por un lado estaba ella. Por otro, el padre, que a toda costa quería impedir aquellos amores locos, y donde procedía, era de suponer, esas amenazas y presiones. Más aún cuando su joven enamorada le confesó su decisión de irse con él a Madrid.


Aquella mañana del 17 de enero, después de una noche de sueños inquietos, Benito estaba trabajando, como cada día, en la enfermería del cuartel. Era ayudante del comandante médico, y acaba de poner un par de inyecciones a unos compañeros de mili. Salió al patio a respirar un poco de aire fresco. Miró al cielo, que estaba luminoso, y pensó en el cielo de Cetina, en que dentro de unos días podría mirarlo de igual forma, aunque con otros sentimientos. Pensó en sus padres, sus hermanos, sus amigos... También en aquella propuesta que le había hecho Imperio Argentina de llevarlo con él en su compañía, cuando coincidió con la actriz en el hotel del Balneario de Alhama, cercano a Cetina, donde él trabajaba como pinche de cocina y ella se alojaba mientras duraba el rodaje en Calatayud de “Nobleza Baturra”. Pero aquellas radiantes ilusiones, que mantenía fervientemente en su corazón, estaban ahora nubladas por su inmediato problema. Sintió un escalofrío cuando, en el solitario patio, aparecieron aquellos tipos. Tan de repente, tan sin pausa, que ni tuvo tiempo de reaccionar. Puñetazos, patadas, insultos. Por el golpe terrible que recibió en el brazo derecho supo que la cosa era seria. Que las amenazas que había recibido no eran en balde, que sus peores temores se confirmaban. Y ya no supo más Tal vez se había caído y su cabeza había tropezado con algún bordillo. Tal vez recibió directamente el golpe mortal de uno de aquellos sicarios.

Al cabo de unas horas, alguien descubrió su cadáver colgado de la cadena del váter en el baño del botiquín. Y al día siguiente, sin autopsia, sin informe forense, con sus restos metidos en una bolsa, sin más sudario que sus calzoncillos, fue enterrado en tierra civil, con una ligera capa de cemento encima de la tierra, en el cementerio de Melilla. En el archivo del camposanto municipal existe un documento que dice: “Niégase la sepultura en Sagrado al cadáver del soldado Benito López Franco por no constar nada en contrario a esta Vicaría sobre el suicidio intencionado de la víctima. 18 de enero de 1950. El vicario-arcipreste J. Antonio Segovia, Rev. Sr. Capellán del Cementerio de la Purísima Concepción.” Es el único documento conocido sobre su muerte.
De cómo el joven cetinero llegó a convertirse en el “soldado de los milagros” es otra historia.

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Hoy se cumplen 60 años de la muerte de Benito López Franco, el 'soldado de los milagros', y a pesar del tiempo transcurrido se mantienen abiertas todas las incógnitas sobre cómo se produjo aquel luctuoso suceso. Cómo murió y sobre todo, por qué, son las principales cuestiones que siguen sin respuesta. Lo que queda claro para su familia es que el joven militar no se suicidó, sino que recibió una fuerte paliza que le condujo a la muerte, propinada por quienes, cumpliendo órdenes, intentaron castigarlo por mantener relaciones con la hija de un destacado militar destinado en Melilla.

La exhumación del cuerpo en 1977 así lo revela, según los familiares, aunque nunca se le practicó la autopsia.Benito López Franco tenía 22 años cuando abandonaba su hogar en Cetina, en Zaragoza, para incorporarse al regimiento de Infanterio 52 de Melilla y cumplir con el servicio militar. Corría el año 1949. Benito llegaba a la ciudad acompañado por varios compatriotas y con una maleta llena de proyectos e ilusiones. Entre ellos, la más que probable posibilidad de incorporarse a la compañía de Imperio Argentina, donde poner en manifiesto su magnífica voz.

Pero todos aquellos sueños quedaron truncados en la jornada del 17 de enero de 1950 cuando le descubrían sin vida en la enfermería del acuartelamiento. La muerte se produjo en extrañas circunstancias y sesenta años después, poco o nada se sabe sobre lo que ocurrió o de las circunstancias que rodearon al hecho. Lo que queda claro para los familiares es que el joven no se suicidó y la demostración más palpable de ello es que su tumba permanezca los 365 días del año cubierta de flores, depositadas por decenas de ciudadanos anónimos que lo veneran como 'el soldado de los milagros'.


Misterios

Corría el año 1975 cuando en su lecho de muerte Alfredo Marruelo confesaba a Gregorio Gil, amigos ambos de Benito López Franco, que el joven militar no se había suicidado, sino que había muerto a manos de personas indeterminadas que le propinaron una mortal paliza. Le contó que como consecuencia de los golpes, le rompieron el brazo derecho y la ocasionaron una herida de gravedad en la cabeza. Ese rumor fue el que se extendió por el acuartelamiento aquella jornada de hace ya sesenta años.

Pero ese 17 de enero de 1950 la versión oficial fue otra: el cuerpo de Benito había sido encontrado en el aseo del botiquín del antiguo acuartelamiento de Regulares 5 de Melilla, con la cadena del retrete atada al cuello, por lo que todo apuntaba a que se había suicidado. Sin más investigaciones y sin practicarle una autopsia, 24 horas después del hecho el soldado era enterrado en el cementerio civil. La familia de Cetina, que esperaba a Benito para pasar unos días de permiso, recibió el anuncio de su fallecimiento una semana después del suceso.

La falta de medios y de influencias, según cuentan los hermanos, les imposibilitó desplazarse a Melilla y solicitar una investigación de los hechos.Precisamente en el año 1975 José López, hermano de Benito, se desplazó a Melilla tras tener conocimiento de que allí se veneraba la figura de su hermano como 'el soldado de los milagros'. José se encontró con una tumba de tierra que sólo contaba con una cruz colocada por sus antiguos compañeros de armas de Cetina, que fueron licenciados de urgencia tras su muerte. El sepulcro estaba cubierto de flores que depositaban melillenses anónimos que no dudaban "en romper la cerradura que impedía el paso" al llamado cementerio civil, relata José.

En 1977 la familia de Benito decide exhumar el cuerpo para darle sepultura cristiana y es en ese momento cuando, atendiendo a las explicaciones de Gregorio Gil, José, junto a su hijo Vicente y su nuera Luisa, siguen con detenimiento las operaciones de extracción del cuerpo. "Se congregó mucha gente y pusieron a un Guardia Civil para custodiar el recinto, porque la gente protestaba porque pensaba que nos queríamos llevar a Benito", comentan los familiares. "No es cierto lo que se ha contado, porque Benito estaba en una tumba individual, eso sí, en tierra y sin más sudario que su ropa interior. De hecho mi suegro -relata Luisa- reconoció que se trataba de Benito porque le faltaba una muela en el lugar esperado y por los botones de sus calzoncillos, que era los que usaba su madre para confeccionarlos".La exhumación ayudó también a corroborar la declaración de Alfredo Marruelo. "No somos científicos ni forenses, pero comprobamos que el cráneo tenía una raja en un lado y también que el brazo derecho estaba partido por la mitad". A falta de una investigación oficial, la familia reitera que Benito no se suicidó sino que fue asesinado.

Los restos del joven soldado fueron depositados en una bolsa y enterrados a escasa profundidad sobre un manto de cemento y tierra. Desde entonces, hasta tres veces y gracias a donaciones particulares, se ha renovado por completo la sepultura de Benito, que permanece todo el año cubierta de flores.

La familia de Benito regresa año tras año en la festividad de Todos los Santos, siempre con palabras de agradecimiento al pueblo que guarda con tanto cariño y respeto la memoria del joven cetinero, que incluso cuenta con una calle en la ciudad en la que descansa desde hace 60 años.

José, el hermano menor de Benito López Franco, el “soldado de los milagros”, me llama para decirme que ha leído mis reportajes sobre su hermano, y entre otras muchas cosas me comenta algo que me impresiona:
--La gracia que tenía en vida, como no pudo desarrollarla porque lo mataron, la desarrolla después de muerto...
Nunca había oído una explicación tan luminosa de por qué se producen los milagros, de porqué algunos personas tienen una virtud especial para hacer favores después de muertos...
--Él tenía un don, que yo mismo he notado -me dice José.
Y me cuenta una historia extraordinaria, que, hace unos quince años, de vuelta de un viaje a Melilla, donde está enterrado su hermano, traía en una cartera una foto de “el soldado” envuelta en un papel, y cuando fue a sacarla se encontró con que el retrato se había copiado con toda nitidez en el papel que envolvía la foto.
También me cuenta lo que le costó a la familia que quitaran la tapia que separaba el cementerio civil del general y pudieran enterrar a Benito en sagrado.
-- Está claro que lo mataron. ¿Sabes que el certificado de defunción no lo firmó ningún militar? Lo firmó el cura castrense, y sin que se le hiciera ni autopsia ni nada.
José López Franco era diez años más joven que Benito y el recuerdo de su hermano está lleno de admiración. Fue en 1975 cuando él se enteró de los poderes milagrosos de su hermano, aunque ya hacía veinte años que los familiares iban a verlo al cementerio de Melilla.
Le pregunto a José cómo empezaron a notarse esos poderes y me cuenta una historia prodigiosa, que, según tiene entendido, todo partió de tres mujeres, que lo vieron allí enterrado, en solitario, con la cruz tirada... Y al ir a levantarla, se les apareció Benito y empezó a hablarles. Fueron en varias ocasiones y siempre se les aparecía, y les contaba su vida. El milagro empezó a extenderse y empezaron las gentes a ir a rezarle...
-- Y Salvador Cañada, el hombre que atiende la tumba, que reparte estampa, que riega las flores...
--Ese sabe mucho, pero calla...
Entrevisté a Salvador en Melilla hace un par de años y estuvo efectivamente discreto. Le pregunté por su dedicación a Benito:
--Por agradecimiento. Mi señora le tenía fe. Padecía del corazón, le rogó a Benito y se curó. Entonces venía aquí una señora a cuidar la tumba, a ponerle flores y regarlas Pero se puso mala y mi señora la sustituyó, porque estaba agradecida y no quería que se quedara la tumba sin ningún cuidado. Como mi señora anda ahora delicada, vengo yo.
Mientras estuve con él, la gente no para de acudir a la tumba. Incluso apareció una musulmana joven que le traía una corona.
--Tenía a su niño malo y le rezó, se le puso bueno. Ahora, cada cierto tiempo le trae una corona.
Ví gente que lloraba. Otros se ponían de rodillas para rezarle.
“Ruega por nosotros Benito para que seamos dignos de las promesas que te pedimos”, reza una placa de mármol, en forma de libro abierto, puesta sobre la tumba, donde se ha incrustado un esmalte con la efigie de Benito en uniforme de soldado. La tumba es toda de mármol blanco. A la cabecera hay una cruz, del mismo material, y por encima del cuerpo del crucificado, otra placa con la leyenda: “Aquí yace Benito López Franco, muerto el 17-1-1950, a los 22 años. Recuerdo de tus hermanos”. Toda la tumba estaba llena de flores.
--¿Y usted sabe lo que ocurrió con su muerte, Salvador?
--Yo de eso no sé nada, yo sólo sé que Benito es un santo, más que un santo.
--¿Pero lleva usted cuidando su tumba desde hace más de veinte años, y algo habrá oído, de su falso suicidio, de las causas de su asesinato?
--Se dicen muchas cosas.
--¿Usted no conoció personalmente a Benito?
--Pude conocerlo...
Salvador no parecía dispuesto a contestar.
--¿Y cuando usted falte, Salvador, qué pasará con la tumba de Benito?
--Vendrá otro. Porque Benito es más que un santo...
Esto es lo que opina también José, su hermano, que tiene un taller de reparaciones enel barrio Oliver:
--Él tiene un don –repite.
Nos citamos para más adelante, porque José tiene más cosas que contarme, pero yo me quedo con esa frase suya, tan luminosa:
--La gracia que tenía en vida, como no pudo desarrollarla porque le mataron, la desarrolla después de muerto...


Imagen que ilustra esta información: Estampa del soldado de los milagros, Benito López Franco, facilitada por Mariano Carralero Tovar, Administrador del Cementerio de la Purísima Concepción de Melilla.